Te gustaba mi aspecto de inocente sonriente.
Y después fui y te besé, mientras estiraba tus labios con mis dientes y te demostraba que podía hacerte doler el alma si así lo quisiera.
No me mires cuando te esté mirando, porque te miraré con ojos de dulzura.
Y cuando te des vuelta mi mirada se tornará enfermiza por culpa de mi cabeza mientras planea cómo y cuánto poseerte bajo mis piernas.
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