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2/9/13

S.o.s. Soledad o silencio.

Nunca había contemplado la belleza de la soledad de ésta manera. 
Cuán hermosa era esta gris Patagonia por amarme.
Pura, fresca, perfecta.
Iba a suicidarme de diversión, tirandome desde el Indio que vigila el mar, que vigila a su -quizás- amada Galesa. 
Mi bicicleta no me fallaba si yo no lo hacía. Ella no se desestabilizaba si yo tampoco...
Sólo así destruiría aquel bruto fantasma gris.
Y si me entregaba a los fríos -y azul grisáceo- brazos del océano, me derretiría en la esencia de su sonido mezclado con viento y lluvia, sin jamás volver a oírlo.
Ni ver la luna.


 No quise.


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