Una amapola roja, de mí extraerían algo tan poderoso imposible de salir de una frágil florecita. Bailaría con el viento y me visitarían abejas trabajadoras. El sol me saludaría y la luna me despediría, mientras la tierra me nutre con su humedad fértil.
Una amatista violeta en el fondo cristalino de un lago nórdico con espejismo de nubes grises que nos llueven encima. Y granizo.
Una fase lunar, de preferencia la de cuarto creciente, iría pintando la luna nacarada con mi luz de energía circundante, mientras gira arremolinandose alrededor de la tierra, fija en cada estación, amor de tantos pequeños humanos de carne.
Acuarelas de textura infinita. Hojas crocantes de otoño, lluvia mojada y abundante, viento de tierra, estrellas destellantes de añares centenarios.
Un ronroneo imperturbable de un gato blanco con suave pelaje, uniforme y paciente, vibrando en partículas sonoras que se infiltran en la piel de cualquiera que acaricie a mi portador.
Una nube de morfina, una identidad congelada detrás de los ecos de las risas frías, esperando llover en agujas que se claven en la piel de aquellos seres destructivamente pasionales, venenosos.
Un vapor disperso en la inmensidad cósmica exhalado por algún planeta o ser.
Una mirada misteriosa que no se anime a declararle amor a nadie.
Una cicatriz oculta que clame pesares internos, clandestinos.
Una sombra paradójica y burlona de alguien ciego.
Un sombrío verso escondido en la letra de un espíritu condenado a rondar sin fin.
Un Te extraño camuflado en la indiferencia cómoda que decolora una pasión desbordante y neófita.
Muy bueno el blog, te dejo el mio
ResponderEliminarhttp://cordurainsana.blogspot.com.ar/
Saludos nos leemos
Me FASCINA este escrito *-*¨
ResponderEliminarSaludos Lucy! Hess-