Mi mundo calavérico me sonríe dulcemente.
El apetito se esfuma incinerado.
Mil sonrisas afloran de entre dientes perlados.
Y el sol canta, y las ramas de los árboles mezclan los químicos del aire.
Juro que no quiero volver nunca más a un boliche...
Estoy loca de existencia.
Me dijeron que ibramos a la misma frecuencia. Y no es muy común...
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