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7/10/13

Dos vos. Dos yo.

Me gusta mirarte mientras te toco.
Tu carita delicada y perfecta se distorsiona en gestos grotescos que le sientan extrañamente muy bien. La contradicción equilibrada entre tu rostro angelical de mirada intensa y tu salvajismo en extremo sensual, me ahogan y no me dejan respirar. No quiero respirar si no es necesario. 
Me gusta ahogarme en tu mar interno.
Y me encanta tu respiración agitada en mi oído, humedecer mi piel con tu vapor, con vos.
Pienso que si pudieras ver tu cara mientras te excitas, te gustarías demasiado.
Y me encanta tu respiración agitada en mi oído, tus manos inquietas que me recorren y me hacen vibrar.
Pocas veces había visto algo tan hermoso como tu persona en conjunto, tu voz grave, tu piel suave, tus  senos tiernos y excitantes, tus huesos que se marcan cuando te retorcés de placer, tus labios finos que me besan de dos maneras opuestas, casi como si fueras dos personas. Y eso me atrapa y me hunde en vos. Yo también soy dos personas, y cuando nuestra dulzura se combina... Sé que te encanta como a mí.  Sé que te encanta que te mire a los ojos después de besarte, cuando nuestros labios se rozan mínimamente, cuando mi lengua dibuja tu boca y mis manos te acarician mientras las tuyas acarician mi pelo, mi cuello, mi cintura.
Es hermoso ver como te transformas a medida que los besos adquieren calor... Es hermoso verte consumirte en placer cuando nuestra lujuria nos quema mutuamente y los mordiscos y la agresividad nos torturan, quiero siempre tenerte así abajo mío, sumisa, dominándote,, lamiéndote y besándote.
Tu luz y tu oscuridad se combinan con la mía.

Y es entonces cuando me haces explotar... Y la sumisa dominada termino siendo yo.


Y no me disgusta para nada.









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