No estás en mi hora más oscura, cuando la desesperación me consume, cuando ya se me pierden las esperanzas, cuando mis glándulas no pueden fabricar más lágrimas... Tu amor era tan pobre y moribundo que unas palabras de mi parte o un tenue cambio de planes terminaban de arrancarlo de tu ser. Cuesta aceptar cuando el sentimiento más importante de todos muere en el otro, y sigue vivo en uno. Mi amor intenta sacar la mano de la tumba, se pierde en gritos desesperados por ser oído. Nadie escucha, está enterrado vivo, asfixiandose. Porque estar sepultado y muerto como el tuyo no molesta ni se siente, como cuando está enterrado vivo. Cuando morirá? Ojalá sea pronto, una agonía así a veces suele ser eterna. Angel de la muerte, dulce angel negro de la noche, escucha sus sollozos y liberalo de su tormento.
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